jueves, noviembre 30, 2006

SU PESO EN ORO

Tomado de Cuba Encuentro.com


Su peso en oro


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Las Grandes Ligas premian resultados: Seis peloteros cubanos sumaron más de 25 millones de dólares en 2006.
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Por Alberto Águila, Miami
jueves 30 de noviembre de 2006 6:00:00


El pinareño José Ariel Contreras (Medias Blancas de Chicago) devengó 8.500.000 dólares en 2006. (AP)


Los seis peloteros cubanos que se mantuvieron durante toda la temporada de 2006 en las Grandes Ligas, y que proceden de Series Nacionales, ganaron colectivamente más de 25 millones de dólares en el torneo finalizado el 30 de septiembre. El monto recibido por cada uno estuvo en correspondencia con los contratos firmados previamente, de acuerdo con la calidad, experiencia y facultades mostradas sobre el terreno.

El pinareño José Ariel Contreras, abridor de los Medias Blancas de Chicago, devengó 8 millones 500 mil dólares. Liván Hernández, que estuvo con el Washington y después pasó al Arizona, obtuvo 8 millones; y Danys Báez, relevista de los Dodgers y los Bravos de Atlanta, sumó 3 millones 750 mil. Báez acaba de firmar con los Orioles por tres años y 19 millones de dólares.

Orlando El Duque Hernández, que comenzó con el Arizona y fue canjeado a los Mets, reverdeció laureles: llegó hasta 3 millones 500 mil dólares. Hace muy pocos días consiguió un nuevo contrato con el mismo equipo y recibirá 12 millones por las contiendas de los próximos 2007 y 2008.

Los otros dos peloteros que tienen garantizados convenios de altas cifras recibieron excelentes salarios. Kendry Morales, de los Angelinos de Los Ángeles, percibió 750.000 dólares como parte de su pacto de 6 millones; pero cobró 3 millones con antelación, por estampar su firma. El ya extraordinario short stop Yunieski Betancourt fue retribuido con 677.000 dólares.

Y un séptimo, el vueltabajero Alaín Soler, devengó 400.000 dólares por el mes que estuvo en la Gran Carpa con los Mets. Este último tiene también un acuerdo de millones con los neoyorquinos.

Del otro lado del Estrecho

Todos estos jugadores, que salieron de Cuba por diferentes vías con el interés de llegar a la meca del béisbol y obtener la libertad y los derechos que les niega el gobierno, han logrado esas gratificaciones como parte de sus condiciones naturales para jugar pelota. También por el entrenamiento riguroso y la disciplina férrea, sin mirar vicisitudes tales como dejar atrás a sus familiares e ir a un país con un clima riguroso y otro idioma, tan necesario dentro y fuera del campo de juego.

Sin embargo, al otro lado del Estrecho de la Florida, otros jóvenes con facultades similares muestran conocimientos y destrezas por honorarios ridículos, si se tiene en cuenta que los peloteros son los protagonistas del diario vivir en la Isla, muy por encima de dirigentes, músicos y artistas de todo tipo.

El mísero dinero que reciben no está acorde con los valores monetarios que rigen en el mundo de hoy para los deportistas distinguidos. Las autoridades del país, con el marcado interés de demostrar al mundo "la pureza del béisbol en el socialismo" y no pagar un sueldo a los jugadores, los ha emplantillado en centros de trabajo a donde los peloteros o sus familiares acuden una vez por mes a cobrar una menudencia.

Las fugas de los jugadores José Ariel Contreras, primero, y poco después, Maels Rodríguez, Yobal Dueñas, Kendry Morales, Michel Abreu y Alaín Soler, así como los intentos fallidos de otros, obligaron al gobierno a extraer de sus arcas y repartir 240.000 dólares entre los 24 miembros del equipo nacional que tomó parte en el Primer Clásico Mundial (10.000 para cada jugador). Una cantidad exigua, si se compara con las que se ostentan sus ex compañeros, ahora en Grandes Ligas.

Por la participación en Series Nacionales, hay un grupo de jugadores que recibe unos 500 pesos mensuales (20 dólares), pero los sueldos de la mayoría oscila entre los 147 y 275 pesos, en dependencia de si han obtenido la "Licenciatura en Deportes" o aparecen en plantilla como "profesores de Educación Física" en centros educacionales a los que, por supuesto, nunca asisten.

Los de menos ingresos figuran como ayudantes de albañil y plomero, pero algunos cobran como tabaqueros y otros como "jefes de máquinas" de un central azucarero, por sólo citar algunos ejemplos.

El dinero de Linares

A la hora de escribir acerca de los honorarios que cobran los peloteros cubanos, no se puede obviar "el caso Linares". A principios de julio de 2002, el diario oficialista Granma sorprendió a sus lectores con la noticia de que el destacado pelotero Omar Linares, quien se había retirado poco antes, era autorizado para firmar con un club profesional de Japón, como una excepción "en reconocimiento a los años dedicados a jugar y por su ejemplar conducta social". La única vez, desde 1962, que el gobierno permite a un jugador incursionar en la pelota rentada.

En la información se señalaba que, según un convenio establecido con el dueño de los Dragones de Chunichi, el dinero que recibiría Linares sería utilizado para la "reparación de instalaciones deportivas".

Es importante recordar que años antes, alrededor de 1990, Linares logró notoriedad internacional al rechazar una oferta de 40 millones de dólares para firmar con un conjunto canadiense de las Grandes Ligas norteamericanas. "Me interesa jugar exclusivamente para los 11 millones de cubanos, que valen más que todos los dólares del mundo…". Así recitó Linares la misma consigna que en décadas anteriores se vieron obligados a repetir otros deportistas de la Isla.

Y, efectivamente, a mitad de la temporada de 2002, El Niño Linares entró en la liga japonesa, pero la pelota nipona no entró en él: no pudo batear el fuerte pitcheo imperante en la tierra del sol naciente. En 16 juegos como suplente de cuadro compiló un pobre average de 239, con 19 ponchetes recibidos en 46 veces al bate. Sus mejores tiempos eran cosa del pasado.

De acuerdo con lo datos del equipo Chunichi, Linares jugó también las dos siguientes temporadas —como reservista—, sin resultados notorios. En su primera campaña le pagaron algo más de 20.000 dólares, al año siguiente recibió 37.602 dólares y en 2004 llegó a 51.275.

Ese dinero formaba parte del contrato inicial con las autoridades cubanas. Como es conocido, los mandamás relacionados con el "pelotero en jefe" escamotean generalmente el 90 por ciento del dinero de contratos y de grandes premios en metálico. Es lo que sucede a los voleibolistas, atletas de campo y pista, y en menor escala, a los boxeadores, que son los que asisten a competencias internacionales de abundantes ganancias.

Ni una sola línea

Han pasado más de cuatro años y hasta ahora ningún medio de prensa de la Isla ha publicado ni una sola línea en relación con la "reparación" de las instalaciones deportivas. A manera de referencia, en relación con la paga total que debió ganar el cubano, su compatriota Alex Ochoa —ex Grandes Ligas residente en Hialeah, en la Florida— ganó en 2003 la cifra de 2 millones 51 mil dólares y en 2005 se elevó a 2 millones 243 mil. El venezolano Roberto Petagine, contemporáneo de ambos, recibió una paga similar.

Seguramente a los cubanos les agradaría saber la cantidad exacta —que debe ser a partir de medio millón de dólares hacia arriba— que le correspondía al noble y caballeroso deportista pinareño, y dónde están los campos deportivos restaurados. Al menos el propio Omar Linares debería saberlo.