jueves, julio 31, 2008

EL ENREDO DE LA MENTIRA

El enredo de la mentira


Por Lucas Garve
Fundación por la Libertad de Expresión

LA HABANA, Cuba, julio (www.cubanet.org) - El vigilante de la caseta de la casa de cambio confirmó lo que yo temía. Una interrupción del servicio eléctrico impedía cualquier operación. Horas más tarde, ya restaurado el servicio tuvimos que esperar quince minutos hasta que cargaran el cajero automático con suficientes billetes. Durante los minutos de espera conversé con aquel moreno cincuentón, y conocí su vida y preocupaciones.

Una de las maneras de matar el tiempo es confesarse las propias tragedias cotidianas Es una suerte de cercanía compartida la que, al parecer, nos facilita comunicar el aluvión de quejas que guardamos entre pecho y espalda. Una suerte de cercanía compartida es lo que, al parecer, nos facilita comunicar el aluvión de quejas que guardamos entre pecho y espalda.

Parece que el cansancio de no poder salir adelante se hace más evidente y se desborda en historias personales como la que me contó aquel sujeto que guardaba el orden a la puerta del cajero. Casado, con hijos, alcohólico arrepentido, abstemio después de casi 10 años, pasa más de doce horas al día de pie para ganar un salario que completa con una bolsa de aseo y una bonificación monetaria cada cierto tiempo.

Me contó que después de asegurarles la comida, nada más que una casa vieja legará a sus hijos el día que desaparezca. La misma que sus padres le dejaron. En más de treinta años de trabajo, no logró nada más ¡Si no hubiera sido por sus padres!

Afirmó que no ha obtenido más bienes materiales que los indispensables porque no ha robado, y que quizás sus padres no lo prepararon bien para estos tiempos. Hicieron de él un hombre honrado. Pero eso lo ayudó a curarse del alcoholismo. Y ya es bastante. Ante los hijos se pone de ejemplo. Pero no puede luchar contra los reclamos de ellos cuando le dicen que no tienen futuro.

¿Qué podrán conseguir con un salario que no sirve para resolver sus necesidades elementales? ¿Con qué comprar jabón, grasa comestible, detergente, dentífrico, otras menudencias si no tienen moneda convertible? Se responde a sí mismo y a nosotros con el argumento de que la gente hace maniobras comerciales ilegales para sobrevivir. Opina que es el sistema quien obliga al individuo a “meter la mano”. Siente temor por el futuro de sus hijos el día que no esté.

El régimen no los ayuda porque constantemente escuchan o ven por la televisión una realidad falsa. Y eso tampoco convence a sus hijos de la honradez del sistema. “No se puede ganar conciencia con la mentira. La mentira lo enreda todo, todavía más”.