domingo, mayo 25, 2014

Julio M. Shiling sobre carta abierta a Barack Obama solicitándole una ampliación considerable de su política de relajar las sanciones contra la dictadura castrocomunista que oprime a Cuba

Tomado de http://www.nuevoaccion.com

CARTA DE CÓMO SALVAR UNA DICTADURA
Por Julio M. Shiling
 May 24, 2014

El Presidente Obama debe de haber recibido ya, una misiva pública (abierta) solicitándole una ampliación considerable de su política de relajar las sanciones contra la dictadura castrocomunista. Sus promotores le piden, implícitamente, que lo ejecute por decreto, sobrepasando así la rama legislativa. En otras palabras, quieren que la Casa Blanca ignore la voluntad de la mayoría de los representantes electos de los EE UU. Lo peor no es ni siquiera que los firmantes de este documento le están, en efecto, planteando al jefe ejecutivo norteamericano que atropelle el objetivo de la separación de poderes y de la noción de frenos y contrapesos, dos baluartes de la democracia estadounidense. Lo más repulsivo de esto es que la gestión que están haciendo es una que sólo sirve los propósitos de la supervivencia dictatorial en Cuba.   

Leer la epístola es un aventurar olímpico en la ignorancia. Esto puede ser la ignorancia de los autores o la suposición de una ignorancia por parte del lector y de la opinión pública. Estoy más inclinado a apostar que los artífices de esta carta están tirando su suerte por el segundo variante. La estrategia calibrada detrás de esta hazaña audaz para neutralizar el “embargo” (más bien “embarguito”) contra el régimen tiránico cubano, para ser exitosa, depende de una tergiversación de los hechos, de la realidad, de la historia y de la naturaleza de dictaduras como la que está en el poder en Cuba hoy. La premisa de depender de la ignorancia del receptor, se refiere no a Obama sino al criterio popular. Decir que el presidente norteamericano es ignorante sería excusarlo. El record de esta administración en cuanto a la promoción de la democracia, ha sido abismal. No hay razón por qué pensar que Cuba sería una excepción en su gesta patética de relaciones exteriores.  

Lo fundamental en la racionalización de esta estocada que busca violentar el muro que le niega a la dictadura comunista en Cuba los tesoros de la financiación, de la tecnología, de la legitimidad y del comercio subsidiado por el contribuyente norteamericano, es el “ayudar” a una sociedad civil imaginada. ¿Sociedad civil? ¿De qué sociedad civil hablan? ¿Dentro de qué sistema? Si es que los diseñadores de esta trama consideran que lo que hay en Cuba es una dictadura, pues la tienen que haber confundido con Taiwán, Corea del Sur, Grecia, Chile o España, en sus respectivas etapas no-democráticas. Hay que hacer la distinción que en estos países que mencioné, que en determinados momentos padecieron de regímenes dictatoriales, todas fueron dictaduras autoritarias. En Cuba rige una dictadura de corte totalitario. Como tal, la sociedad civil es prácticamente inexistente. La única institución que guarda cierta semblanza, la Iglesia Católica, lamentablemente encuentra a su liderazgo en una plena convergencia de intereses con el poder político tiránico. De modo que la tesis de estimular la comercialización para así abultar la sociedad civil y que esta ejerza presión sobre la clase política para pavimentar el camino a la democratización, sólo funciona en dictaduras autoritarias. China comunista y Vietnam son dos ejemplos prototípicos de esa política de comercialización y conciliación aplicada al modelo totalitario. Democracia cero y el régimen despótico más seguro que nunca ha sido el resultado. ¿Eso es lo que quieren para Cuba? 

La noción de una sociedad civil urge a priori condicionamientos. Tiene que existir determinado y suficiente espacio no-gubernamental para poder conducir un negocio. Entre esas condiciones están: la libre contratación entre el patrón y el empleado, el acceso a mercados, a créditos y a localización sin la presencia de un filtro político, derechos de traspaso de propiedad y sobre todo, las condiciones legales donde una rama judicial no es un peón de la cúpula dictatorial. En Cuba la economía está controlada por un concesionario-en-jefe que es el Partido/Estado comunista que sirve de agente de transacción para manejar la empresa-isla de los Castro y compañía. 

Todos queremos (al menos todos los que abrazan la libertad y la democracia) una Cuba donde todos sus hijos puedan realizar sus sueños con las amenidades de la modernidad. Querer para Cuba, algo que esté desprovisto de la libertad plena, es complicidad con el sanguinario sistema despótico. El embargo codifica esa exigencia de libertad antes de abrir las arcas yanquis. Basta ya de hipocresía y te descontextualizar la verdad. Cuba sí. Pero una Cuba para todos los cubanos y libre. No sólo para los que se pliegan al poder dictatorial y excusan o/y cometen la barbarie.

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Carlos Saladrigas, uno de los firmantes de la carta a Obama,  Co-presidente del Cuba Study Group, habla sobre los retos a mediano plazo que enfrenta Cuba.

El Futuro de Cuba



La revolución cubana está en un momento clave, un momento muy crítico, en que tiene que cambiar su sistema económico, como lo ha reconocido el propio presidente Raúl Castro, que ha dicho que es necesario buscar cambios estructurales, donde se cree productividad, cosa que carece en Cuba y hay un crecimiento económico necesario para sostener al país. Antes esta coyuntura, se enfrenta un panorama internacional que puede ser enormemente facilitador a los cambios en Cuba o puede ayudar entorpecer u obstaculizar estos cambios que son tan importantes para Cuba. Como sucedan estos cambios, que éxito tengan estos cambios va tener gran determinación sobre el futuro de Cuba. Si los cambios no logran tener éxito, pudiéramos ver en Cuba el colapso de la sociedad cubana con enormes consecuencias dañina tanto para Cuba, para su propio pueblo, como para toda la región. Un sistema colapsado en Cuba, un colapso social no es un escenario agradable para ninguno de los vecinos de Cuba, ni siquiera para el mismo futuro del pueblo de Cuba. Por lo tanto, yo creo que toda la comunidad internacional, vecina de Cuba, debe tener un gran interés en que estas reformas tengan éxito, pero gran parte de ese éxito depende del mismo Gobierno cubano y hasta que punto las dejen, las liberen lo suficiente para que funcionen. Medidas como las que se han tomado hasta ahora, que son tardías, pocas, insuficientes, no creo que logren el éxito necesario de estos cambios. Hace falta más. Hace falta quizás liberalizar la economía cubana por sector, los sectores que el Gobierno quiera dejar en el sentido en el control estatal, que así lo haga, pero los otros tienen que liberarse de una forma mas completa. Es necesario para Cuba crear riqueza para lograr sostener su sistema de educación, de salud publica, etc. que tan importante han sido en los últimos cincuenta años de revolución cubana. Es muy importante que el Gobierno cubano entienda y aprenda de aquellos modelos de cambio que han tenido éxito, como el mismo modelo chino, Vietnam, Singapur, en fin otros modelos económicos que han tenido éxito y pueden haber logrado también el mantenimiento de ciertas políticas sociales que puedan ser importantes para el pueblo cubano. De ahí radica la clave del éxito, y la importancia que esto tiene para los vecinos de Cuba en el entorno latino-americano y su alrededor.
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Frank de Varona describe a los 46 firmantes de la carta a Obama

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