martes, mayo 27, 2014

No hay que hacer regalos a la dictadura de Cuba. Luis Cino desde La Habana sobre carta abierta a Obama sobre el Embargo. El oficialismo se queda con el tema racial en LASA:





No hay que hacer regalos a la dictadura

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Si el régimen castrista quiere que Estados Unidos le haga concesiones, debe ganárselas: que haga reformas políticas, que dé pasos reales hacia la democracia
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Por  Luis Cino Álvarez 
La Habana
mayo 26, 2014

LA HABANA, Cuba -Pecan de hipócritas los que dicen no comprender las motivaciones de la carta abierta enviada al presidente Obama por más de 40 ex-funcionarios, empresarios e intelectuales que piden ampliar los cambios en la política norteamericana hacia Cuba.

Evidentemente, salvo algunos despistados habituales y algún que otro liberal progre yanqui capaz de viajar a Pyongyang para abrazar, hipando de emoción, a Kim Jong Un, la mayoría de los firmantes de la carta tienen sus mentes puestas en el dinero: en el que ganarían ellos y en el que entraría en las arcas de la dictadura, justo en el momento en que más lo necesita.

¿Para qué engañarnos y andar por las ramas? Hay que ser muy tonto o querer parecerlo para creer que las reformas raulistas hayan activado mecanismos metafísicos de rectificación en señores como Carlos Saladrigas y Alfy Fanjul, que de furibundos anticastristas pasaron a apasionados promotores del levantamiento del embargo sin exigir reformas políticas al régimen. Solo quieren hacer negocios en Cuba y llenarse los bolsillos a costa de la miseria y la
opresión de sus compatriotas.

(Carlos Saladrigas, del Cuba Study Group)

La creciente algarabía del Cuba Study Group, Cuban Americans for Engagement, Cuba Now y otros que le siguen la rima o se dejan arrastrar por su chantaje emocional, son una señal de su oportunista prisa por ir a nadar en las aguas revueltas del post-castrismo, que ni se arregla ni se acaba, pero tampoco se reforma, y menos se arrepiente. ¿Por qué habría de hacerlo con tantos cómplices y alcahuetas de última hora como tiene?

Si todos sabemos que al final del camino, cada dólar que entra en Cuba va a parar a las arcas del régimen, ¿de qué forma estos cambios podrían apoyar a la sociedad civil y “ayudar a los cubanos a determinar su propio futuro”?

Habría que empezar por definir a qué sociedad civil se refieren los autores de la carta. ¿A las llamadas organizaciones de masas que el régimen pretende hacer pasar como ONGs? ¿A los pastores domesticados del Consejo de Iglesias y los santurrones que preparan absoluciones y palios para los jerarcas del régimen a costa de que les permitan una revista y les concedan unos minutos, un par de veces al año, por el canal de menos rating de la TV, a la misma hora que la telenovela brasileña? ¿A la oposición leal que se avizora montará el régimen cuando le convenga simular una apertura? ¿A la comparsa de camaleones que posan de contestatarios y ahora mismo se encarga de copar y dividir a la verdadera sociedad civil y le roba espacio en los foros internacionales?

Ninguna persona seria creerá que “la actividad económica independiente”, como llaman a los chinchales, las vendutas y los timbiriches, por muchos dólares que reciban sus propietarios de sus parientes en el exterior, contribuirán a las libertades políticas. Todo lo contrario: servirá para reforzar la mentalidad de parásitos y mantenidos, hacerlos más apáticos, egoístas y cínicos, amén de contribuir a llenar los bolsillos de inspectores, policías, chivatos y otros estafadores.

Ampliar los permisos de viaje a las organizaciones no gubernamentales y las instituciones académicas, sin que haya una verdadera reciprocidad, es conceder banderín abierto a los intelectuales orgánicos de la dictadura para que al son de los reguetoneros y timberos que son apolíticos para lo que le conviene, hagan su labor de agit-prop en Miami y Washington y complementen la zapa que hacen los agentes de influencia en todas sus gamas, desde Max Lesnik hasta López-Levy.

La antinacional Ley de Inversión Extranjera y otras artimañas para lograr la sobrevida del castrismo no pueden conducir a que un puñado de tontos útiles e inescrupulosos empresarios demoren por varias décadas más la libertad de Cuba.

Si el régimen castrista quiere que Estados Unidos le haga concesiones, debe ganárselas: que haga reformas políticas, que dé pasos reales hacia la democracia. Como no es ese el caso, al menos por ahora, no hay por qué hacerle regalos a la dictadura.
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 Debate entre Carlos Saladrigas, uno de los firmantes, y Luis Zúñiga Reyes

El banquero y hombre de negocios  Carlos Saladrigas se equivocó con el patriota  Luis Zúñiga Reyes al usar el argumento que desde lejos de Cuba  se pueden pedir medidas fuertes contra el   régimen cubano. Saladrigas  apretó automáticamente  la tecla del ¨argumento¨  sin  tener en cuenta a quién tenía enfrente.
Luis Zúñiga Reyes  se opuso a la tiranía Castrista y salió ilegalmente del país en 1973 por la base naval de Guantánamo arriesgando su vida. En Miami se vinculó al antiCastrismo militante y  el 1 de agosto de 1974 se infiltró en Cuba con las armas en las manos para liberar a Cuba junto a Miguel Sales Figueroa y Rodolfo Luis Camps Verdecia. Fue capturado  y  condenado a 25 años; cumpliendo 14 años de prisión política;  expatriado en 1988. Al llegar a EE.UU.  se integró nuevamente  a la denuncia contra las violaciones de los Derechos Humanos y libertades en Cuba.

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El oficialismo se queda con el tema racial en LASA

Por  Luis Cino
La Habana
21 de mayo de 2014

El año pasado, en la reunión de la Asociación de Estudios Latinoamericanos (LASA, por sus siglas en inglés)), que habitualmente estaba copada por la nutrida delegación de intelectuales oficialistas cubanos, también estuvieron  por primera vez los integrantes del Comité de Integración Racial (CIR) Manuel Cuesta Morúa, Leonardo Calvo y Antonio Madrazo. 

Pero a la edición de este año, que se celebrará próximamente en Chicago, los intelectuales disidentes no podrán asistir por la imposibilidad de costearse el viaje por sus propios medios.

En el caso de Manuel Cuesta Morúa, el líder de Arco Progresista, una absurda sanción policial por “difundir noticias falsas que ponen en peligro la paz internacional” (¿?) le impide salir del país.

En cambio, la delegación oficialista viajará gracias a que instituciones académicas norteamericanas y la Fundación Ford costearán sus viajes.   

Así, el tema de la discriminación racial en Cuba, gracias a la necedad o la complicidad  de ciertos círculos académicos norteamericanos o vaya usted a saber de quién,  es  puesto totalmente en manos de intelectuales oficialistas.

Si al menos estos intelectuales fuesen como  Gisela Arandia y el ensayista Roberto Zurbano, pero es que también forman parte de la delegación nada menos que  el presidente de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC), Miguel Barnet, y Heriberto Ferraudy, un aparatchik que preside  la Comisión Nacional de Lucha contra el Racismo.

Poco ha hecho contra la persistencia de la mala hierba racista la más que multidisciplinaria, multidisciplinada comisión que preside Ferraudy.   Si acaso, además de dar mucha muela,  llevar a Matanzas al solidario Danny Glover a bailar rumba al Museo de la Ruta del Esclavo.

Con estos truenos, ya sabemos qué se puede esperar del tratamiento del tema racial en LASA: más discusiones metatrancosas acerca de si  la discriminación racial en Cuba –que siempre se aclarará que es muy sutil- es un problema de carácter cultural o  económico. Y  Feraudy volverá a proponer revisar la enseñanza de la historia, hurgar en  la plantación y los barracones,  a ver cómo se soluciona el problema que la revolución creyó que había resuelto con un enérgico escobazo que ocultó el polvo bajo la cama.

Pero no perdamos las esperanzas. Seamos tan optimistas como los académicos liberales norteamericanos que lo mismo privilegian la visión oficial sobre la del CIR que conceden una beca en Harvard a Elaine Díaz, la bloguera que pretende practicar el oficialismo por cuenta propia, como si la necesitase más que alguno de los periodistas independientes, esos majaderos.

No nos pongamos negativos. Puede que luego de la presencia de Feraudy en LASA, a la Comisión que preside  le dé por implementar algo así como la acción afirmativa para lograr que la TV cubana no sea tan blanca y en  la Asamblea Nacional, el Buró Político y el Comité Central del Partido Único y los Consejos de Estado y de Ministros, haya un porcentaje de negros similar al que hay en las cárceles cubanas.

¡Tarea difícil! Donde no haya negros, tendrán que inventarlos. O lo que es más fácil: llevarlos a la fuerza. A latigazos, si es preciso. Como hacían los rancheadores.
 luicino2012@gmail.com
(Publicado en Primavera Digital).
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Frank de Varona describe a los 46 firmantes de la carta a Obama

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