lunes, julio 21, 2014

Víctor Manuel Domínguez desde Cuba: Los enmascarados de la revolución



Los enmascarados de la revolución

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Bien jodido estamos, si alguien oculta lo que siente por temor. Las ruinas se pueden reconstruir, pero los actos de sumisión, no
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Por Víctor Manuel Domínguez
Julio 18, 2014

LA HABANA, Cuba -Muchos cubanos reclaman como si mendigaran. Se comportan como si fueran causantes del desastre que los golpea. Y es que sienten miedo de quejarse más allá de lo permitido. Se atreven a criticar, pero sin tocar al mono de la revolución. Dios los coja confesados.

Si bien no temen cruzar el Estrecho de la Florida con un niño en brazos, partirle la cara a un estafador de a pie, o mentarle la madre a cualquiera que les dé un pisotón,  cuando se trata de enfrentarse a las autoridades, del tigre nace un ratón.
Da vergüenza leer como un ciudadano que dice nombrarse René Álvarez González, para reclamar que no venden radios chinos en el país, arma un discurso metatrancoso-revolucionario, echándole la culpa al “imperio”.

Según este gallito de pelea con espuelas de papel “…la utilización no autorizada de datos de usuarios cubanos de la red nacional de telefonía celular para el ilegal Zunzuneo, es una muestra de cómo, además, el imperio trata de aprovechar cualquier resquicio contra la revolución cubana”. Y el radio ¿qué?

De igual forma sumisa,  un tal Aramis Arteaga, para mostrar su insatisfacción con la venta liberada de jabón, habla del magno congreso de la CTC, de la Ley 174 del Sexto Congreso del partido, y de otras baboserías expresadas por cuadros y dirigentes que siempre se han bañado  con Camay.

En realidad indigna o causa pena ajena leer cómo cubanos que viven en albergues de “tránsito” hace 25 años, que no les alcanza la pensión, y sufren maltratos a diario en cada institución estatal que visiten, aún alaben a la revolución.
¿Acaso no conocen que toda esta miseria y desamparo la genera su elogiada revolución? ¿No se dan cuenta que la falta de seriedad, el irrespeto, la irresponsabilidad, el maltrato, son productos hechos en Cuba tras la gesta “revolucionaria”. ¿Alguien puede vivir con los logros de la revolución?

¡Oportunistas! No hay otro calificativo para esos cubanos que  se arrodillan ante quienes les dan el punta pie, catalizan sus frustraciones contra el que consideran inferior y fingen querer lo que detestan, cuando se logran ir, tienen la desvergüenza, de reclamar allá afuera lo que no tuvieron valor de exigir en la Isla.

Muy mal estamos si con estos enmascarados pensamos reconstruir la nación, después de este medio siglo de período especial. Bien jodido si alguien oculta lo que siente por temor. Las ruinas se pueden reconstruir, pero los actos de sumisión, no.

vicmadomingues55@gmail.com