domingo, febrero 01, 2015

EL PRESIDENTE BARACK OBAMA Y EL RESULTADO DE MINIMIZAR EL PAPEL DE EE.UU. EN EL MUNDO



OBAMA Y EL RESULTADO DE MINIMIZAR EL PAPEL DE EE.UU. EN EL MUNDO

Por, Dr. Kim R. Holmes- © Daily Signal
January 31, 2015 
http://www.libertad.org/DailySignal.com
Traducción-Libertad-Heritage


Tras asumir el cargo, el presidente Obama se embarcó en uno de los experimentos más arriesgados de la historia americana. Decidió ver cómo sería el mundo si Estados Unidos dejara su papel como garante de la estabilidad global y asegurador del orden internacional.

Seis años más tarde ya lo sabemos.

Cuanto más nos retirábamos, más inestable se volvía el mundo. Cuanto más tratábamos de dejar que otros lideraran, menos podíamos influir o controlar los acontecimientos. Hoy en día, somos menos capaces de impedir la guerra y mantener la paz–y estamos mucho más expuestos al terrorismo—que cuando Obama asumió el cargo.

Éstas son mis conclusiones y las de William Inboden de la Universidad de Texas en Austin plasmadas en nuestro capítulo Oportunidad para todos, favoritismo para nadie (Opportunity for All, Favoritism to Nonehttp://heritageaction.com/opportunityforall), incluido en el nuevo manual de estrategia en política pública para el Congreso de Estados Unidos, editado por Heritage Action for America. Nos propusimos entender el aprieto en el que está Estados Unidos a causa del fallido experimento presidencial y ofrecer una salida.

Nuestra situación es realmente grave. Una vez más, el terrorismo amenaza a nuestra patria. Como nos hemos sustraído del mundo, grandes extensiones de territorio se han hundido en el caos, convirtiéndose en caldo de cultivo para terroristas. La administración ha cometido demasiados errores voluntarios: Retirarse con demasiada rapidez de Irak (y probablemente de Afganistán); dejar de lado el conflicto sirio hasta que ya no se podía hacer caso omiso del mismo; renunciar a obtener cruciales datos de inteligencia al atacar a terroristas con drones en vez de interrogarlos; y la liberación de los detenidos de Guantánamo para que simplemente vuelvan a la lucha.

Claro que los errores se derivan de la visión miope de que realmente no estamos en guerra contra el terrorismo. Ya ni siquiera los franceses se creen eso ahora.

también tenemos el regreso de la rivalidad entre grandes potencias. La mayor vergüenza es el fracaso de la administración Obama y su tristemente célebre política del reseteo . El resultado ha sido la ocupación rusa de Crimea y otras partes de Ucrania así como el nuevo desafío de Rusia al concierto de la Posguerra Fría en Europa. Obama puede hablar sin parar sobre “estereotipos obsoletos de la Guerra Fría”, pero la nueva guerra fría con Moscú arrancó con él al mando, no con el presidente Bush.

Aunque éstos son los problemas más obvios, hay uno mucho más grande. Ya se anda diciendo por ahí que Estados Unidos está pensando dejar de lado lo de ser superpotencia. La principal razón de ello es la desconfianza que hay en Obama como líder mundial, que se palpó con claridad más recientemente cuando no envió a nadie de mayor rango que el de embajador a la manifestación de Charlie Hebdo en París. Nuestra percibida debilidad ya hace parte de los cálculos de todos. Nuestros desatendidos aliados ya empiezan a buscar otro tipo de protección. Enemigos y rivales ven oportunidades que no se podían haber imaginado hace seis años.

¿Cómo revertir el rumbo? Hará falta más que palabras para rectificar después del fallido experimento de Obama.

Para empezar, tiene que haber un cambio fundamental en la manera de pensar. Tenemos que abandonar la idea de que dejar que las cosas pasen es menos peligroso que tratar de controlarlas. No podemos encargarnos de todo lo que sucede en el mundo, pero tampoco podemos darnos por vencidos, como si nos dominara la impotencia—o peor aún, participar a medio gas, como lo estamos haciendo ahora contra el grupo del Estado Islámico—porque eso es algo condenado al fracaso.

Cambiar de rumbo significa recuperar la iniciativa en la guerra contra el terrorismo, primero, llamándola guerra real y, segundo, con el desarrollo de una política más coherente para Estados débiles y fallidos y así evitar que se conviertan en refugios de terroristas. Eso también significa invertir más en las fuerzas armadas de Estados Unidos.

Debemos recomponer y fortalecer nuestras alianzas y revitalizar nuestra política económica internacional. Nuestra falta de cuidado en asuntos de intercambio comercial y otras políticas económicas ha dejado el campo libre a China y a otros que rápidamente han sabido llenar el vacío que dejamos. Eso es perjudicial para la economía de Estados Unidos y para la causa en su sentido más amplio de establecer normas y estándares internacionales para los negocios y las finanzas.

El gran experimento de Obama ha fracasado. Redoblar esfuerzos en base a premisas erradas no producirá mejores resultados. Hace falta un nuevo rumbo, ése que realmente funcionó bastante bien durante décadas: Un Estados Unidos fuerte, dedicado a liderar el Mundo Libre
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