lunes, octubre 05, 2015

Alfredo Felipe Fuentes: EL CHE GUEVARA, UN “DISIDENTE” INCÓMODO

EL CHE GUEVARA, UN “DISIDENTE” INCÓMODO

Por Alfredo Felipe Fuentes
(publicado en El Nuevo Herald el 15 de noviembre de 2012)

Es conocida la carta de despedida de Ernesto Guevara a Castro en 1965. Pero también por esa fecha, dos años antes de que su muerte y otros demonios le convirtieran en leyenda, Guevara dirigió, desde África, una “muy interesante” carta a Armando Hart, prominente jefe del Partido Comunista de Cuba en aquella época.

La dictadura castrista mantuvo oculta esta otra carta durante treinta y dos años, hasta 1997, cuando la publicó en una casi desconocida revista cubana; y desde entonces, su publicación dentro del país ha sido prácticamente nula. ¿Por qué? Porque en el segundo párrafo de la misiva Guevara incluye este conflictivo, revelador y “disidente” fragmento:

“En este largo período de vacaciones le metí la nariz a la filosofía, cosa que hace tiempo pensaba hacer. Me encontré con la primera dificultad: en Cuba no hay nada publicado, si excluimos los ladrillos soviéticos que tienen el inconveniente de no dejarte pensar; ya el partido lo hizo por ti y tú debes digerir.”

¡Sorprendente confesión! Que por haber sido escrita, precisamente, por el máximo icono del comunismo contemporáneo, hoy nos puede resultar valioso para defender la democracia.

Se conoce que antes de escribir esas contradictorias líneas, ya Guevara criticaba, en público, los métodos de la dirigencia soviética. Exigía otro comunismo: el comunismo según  él, “apóstol” del Terror Rojo.


(Che Guevara y Armando Hart en los primeros años de la década de los años 60 del pasado sigloXX)

No obstante, cabe preguntarse si sus palabras brotaron en medio de una momentánea crisis de librepensamiento o si se trató de una conversión más profunda. Pero lo inequívoco es que la carga crítica del subrayado debió clasificar en Cuba como blasfemia política, pues afecta al núcleo duro del sistema comunista con las más graves implicaciones contra la libertad humana: identifica al Partido comunista como tiránico capador de espíritus y mentes, que impone al individuo un destino de zombi orweliano.

Considerando que la carta se escribió en 1965, cuando ya la URSS significaba para el régimen cubano el poderoso y único sostén económico, ideológico y militar, sus opiniones sobre el Partido Comunista soviético constituían herejía mayor, causa de muerte; por lo que no resulta casual que el escrito permaneciera inédito (oculto) por más de treinta años, a pesar de que, como es de suponer en Cuba, el pensamiento de este hombre llamado paradigma de revolucionario comunista, según Castro, debe servir de guía a los cubanos y al mundo.

Siendo así, ¿se debió ocultar su paradójico criterio respecto al Partido Comunista de la Unión Soviética, meca del comunismo terrenal, sólo porque refleja una verdad incómoda?

Y la “pureza revolucionaria” del Castro que presume de no ocultar nada y decir siempre la verdad al pueblo, ¿qué?

Como otra sugerente muestra de conflicto, en el penúltimo párrafo de la carta el Che dirige a su destinatario, Armando Hart, estos comedidos renglones de advertencia:

“Te escribí a ti porque mi conocimiento de los actuales responsables de la orientación ideológica es pobre y, tal vez, no fuera prudente hacerlo por otras consideraciones (no sólo la del seguidismo, que también cuenta)”.

¿Qué temores le indujeron a escribir “prudente”, y no resuelto como tal guerrillero revolucionario?

El subrayado nos sugiere pensar que Guevara huía de la Inquisición. ¿Por qué no escribió directamente a Castro, su querido máximo líder, a quien ni siquiera menciona en el extenso escrito?

Finalmente, y bajo hipótesis de ficción, ¿a cuántos años de cárcel habría sido condenado el Che, durante la represiva Primavera Negra de Cuba en el 2003, por escribir aquella reveladora y “disidente” carta?

En realidad, por expresar sus opiniones, el fanático y cruel verdugo de la Sierra Maestra y la Fortaleza de La Cabaña fue sentenciado en la Habana y ejecutado en Bolivia; traición mediante, de Castro. Después, en el colmo del cinismo y la manipulación política, el dictador-comandante facturó este mito para su beneficio: Che Guevara, el Guerrillero Heroico.

Ex prisionero de conciencia de la Primavera Negra de Cuba.