miércoles, octubre 07, 2015

Pobre Dagoberto. Nancy Pérez-Crespo sobre los pronunciamientos del laico Dagoberto Valdés Hernández el pasado sábado 3 de octubre de 2015 en Universidad de Saint Thomas

Pobre Dagoberto

Por Nancy Pérez-Crespo
 octubre 6, 2015

Vergüenza ajena sentí al escuchar al laico Dagoberto Valdés el pasado sábado 3 de octubre. Fue durante una conferencia que con gran premura organizó el arzobispo de Miami, Thomas Wenski. La celebró en la Universidad de Saint Thomas y tituló: «El papa Francisco y su visita a Cuba». Para la «conversación» se trajo directamente desde Isla y como invitado especial a Dagoberto Valdés, al que aparentemente se le han vuelto a abrir las compuertas de la jerarquía Católica.

Porque este laico Dagoberto es el mismo personaje que esa jerarquía le arrebató su amada «Vitral», la revista católica que él fundara en 1994 y que tantos sacrificios y sinsabores le costara.

Hay que matar de «Vitral»

Cuando en enero de 2007, Monseñor José Siro González Bacallao hacía entrega oficial de la Diócesis de Pinar del Río al recién nombrado Monseñor Jorge Enrique Serpa, comenzó el cierre de la revista de «Vitral» y el rápido declive de Dagoberto como laico prominente para convertirse en paria disidente.

Despojado de su importante cargo como miembro pleno del Pontificio Consejo de Justicia y Paz, de la Santa Sede (otorgado el Papa Juan Pablo II), Dagoberto Valdés fue expulsado del grupete de los  de los «elegidos» y no es secreto que quien estuvo a cargo de su defenestración fue el propio Jaime Ortega, el Cardenal Rojo de Cuba. 

Ahora y para sorpresa de muchos, Dagoberto Valdés aparece en Miami de la mano de Wensk (un pertinaz crítico del exilio cubano) declamando que «De los tres pontífices que han visitado a Cuba el Papa Francisco es el que más ha podido acercarse a la gente de a pie, tanto física como espiritualmente, (el Nuevo Herald/  http://www.elnuevoherald.com/noticias/sur-de-la-florida/article37661589.html).

Francisco en Cuba

Pero, Dagoberto, cómo eres de bellaco. Francisco ni se acercó a la «gente de a pie», ni a nadie. El Francisco que visitó la Isla de Cuba no solo ignoró a la oposición pacífica (que era una reunión obligada) y a la sociedad civil, no se acercó a cárcel alguna, ni hizo mención de los graves y urgentes  problemas que enfrentan los cubanos (asunto «obbligato»). 

Al contrario alabó la MISERIA como un don de Dios (una  tracalería de Francisco) y para colmo hizo algo inusitado, visitó al tirano mayor en su hogar, con Dalia e hijos y nietos incluidos. Una acción despreciable tratándose de un individuo que fue excomulgado el 3 de enero de 1962 por  el Papa Juan XXIII, decreto nunca fue levantado.

En sus tres días en tierra cubana, Francisco hizo lo mismo que los tres monos sabios del Japón —Mizaru, Kikazaru y Iwazaru—«no ver, no oír, no decir». NI siquiera olió la podredumbre que le rodeó.

Francisco en USA

Pero en un flagrante contrasentido, cuando este mismo Francisco pisó tierra del Imperio, automáticamente cambió el discurso y ya vió, oyó y dijo.

Ahora la pobreza era cruel consecuencia del Capitalismo brutal, dejó de ser un bien de Dios. Se compadeció de los presos y visitó una cárcel. En Washington fustigó al Congreso.

Aquí se inmiscuyó en asuntos internos y sensibles como la inmigración y el matrimonio gay y hasta se reunió con Kim Davis (la «Clerk» del Condado de Rowan, en Kentucky, encarcelada por negarse a facilitar licencias matrimoniales a parejas del mismo sexo) y para colmo recibió a su amigo, un homosexual argentino y a su pareja. Por contrate en Cuba ni mencionó el tema gay y mucho menos habló de la discriminación y persecución que sufrieron los homosexuales cubanos y que aún hoy persiste.

No Dagoberto, no creo que ahora «hay más ánimo», como dijiste el sábado, ni siento que «las expectativas vayan a ponerse, una vez más, en alguien que viene». Pero te recuerdo que el visitante no es el roquero Mick Jagger, es, según la Iglesia Católica, el representante de Cristo y tú, más que todos, sabes muy bien lo que esa responsabilidad significa.

Por esa razón me extrañan tanto tus palabras cuando dices que: «el Papa ni es mago, ni es un mesías. Es sencillamente el vicario de Cristo».

Un consejo tardío

Cuando sugieres que «ahora los cubanos seamos protagonistas de nuestra propia historia» estas repitiendo lo mismo que Juan Pablo II le dijo a los cubanos en 1998, palabras que el líder opositor cubano Oswaldo Payá hizo suyas y las remachaba constantemente. 

Juan Pablo II hoy es un Santo elevado a los altares y Payá, un mártir que en el 23 de julio de 2012 los Castro ordenaron eliminar junto a su discípulo Harold. He ahí la diferencia entre ayer y hoy.
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Discuten en Miami el mensaje del Papa Francisco a los cubanos 

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Nota del Bloguista de Baracutey Cubano

Una persona del Exilio, no vinculada a Pinar del Río, me dijo que poco tiempo antes de que llegara el Papa Francisco a Cuba, Dagoberto Valdés y Oscar Elías Biscet habían sido invitados o llamdos al Arzobispado de La Habana. No he comprobado la veracidad de esa información.

El 80 % dek discurso del Papa Francisco  en el Encuentro Mundial de la Familia  en el Independence Hall de  Filadelfia  podía haberlo dicho en Cuba si hubiera querido. Muchos católicos  cubanos sólo pedíamos que el Papa Francisco  fuera coherente con su responsabilidad y su  misión. Jesucristo no quiso derribar  gobiernos, pero no se cohibía de decir fuertes verdades al pueblo y a las autoridades; Muchas de las enseñanzas  de Cristo eran dichas en parábolas pero si había que denunciar a los ¨sepulcros blanqueados¨ lo hacía. Leamos un fragmento de lo que les dijo el  hoy San  Juan Pablo II a los obispos cuabanos en su visita a Las Fuentes (Ad Limina)  poco después de su visita a Cuba en 1998:

En http://www.vatican.va/holy_father/john_paul_ii/speeches/2001/documents
/hf_jp-ii_spe_20010706_ad-limina-cuba_sp.html se lee

En 4 se lee.

¨ Ustedes son bien conscientes de su responsabilidad de transmitir el mensaje de Cristo como "verdaderos y auténticos maestros de la fe, pontífices y pastores" (Christus Dominus, 2). Este mensaje ha de ser proclamado en toda su integri­dad y belleza, sin dejar de lado sus exigencias y teniendo presente que la cruz forma parte del camino de Cristo y del que recorren sus discípu­los. Guiados por el único Maestro que tiene "palabras de vida eterna" (Lc 6, 68) los hombres y mujeres de Cuba han de saber encontrar un sentido renovado y trascendente para sus vidas, acogiendo el amor divino y viendo cómo se abren ante ellos tantas posibilidades de realización personal y social. ¨

y en 6 se lee :

¨En todo el mundo los derechos humanos son un proyecto aún no perfectamente llevado a la práctica, pero no por eso se debe renunciar al propósito decidido y serio de respetarlos, pues provienen de la especial dignidad del hombre, como ser creado por Dios a su imagen y semejanza (cf. Gn 1,26). Cuando la Iglesia se ocupa de la dignidad de la persona y de sus derechos inalienables, no hace más que velar para que el hombre no sea dañado o degradado en ninguno de sus derechos por otros hombres, por sus autorida­des o por autoridades ajenas. Así lo reclama la justicia que la Iglesia promueve en las relaciones entre los hombres y los pueblos. En nombre de esa justicia dije claramente en su País que las medidas económicas restrictivas impuestas desde el exterior eran "injustas y éticamente inaceptables" (Discurso de despedida 25.1.1998, 4) Y lo siguen siendo aún. Pero con esa misma claridad quiero recordar que el hombre ha sido creado libre y, al defender esa libertad, la Iglesia lo hace en nombre de Jesús, que vino a liberar la persona de toda clase de opresión.
Cuando Ustedes, como Obispos católicos de Cuba, reclaman justicia, libertad o mayor solidaridad, no pretenden desafiar a nadie, sino que cumplen su misión, propiciando para el pueblo cubano una vida sólidamente basada en la verdad sobre el hombre. Por ello, les animo a continuar en el trabajo paciente en favor de la justicia, de la verdadera libertad de los hijos de Dios y de la reconciliación entre todos los cubanos, los que viven en la Isla y los que se hallan en otras partes, no ahorrando esfuerzos concilia­dores que permitan ampliar siempre el trabajo caritativo de la Iglesia en la promoción humana del pueblo. ¨

También en  un artículo publicado en  Baracutey Cubano se lee:  Baste decir que quien me la contó tiene por qué saberla y es persona confiable. Poco después de la visita de Juan Pablo II a Cuba, los obispos cubanos acudieron a Roma para la habitual visita ad limina que hacen los obispos cada cinco años. Juan Pablo II fue saludando a los cubanos uno a uno. Al llegar ante Meurice, le tomó las manos, se sonrió y se quedó mirándolo con aquellos implacables ojos polacos. "Pedro Meurice" (le dijo, y se quedó un momento en silencio, apretándole las manos). "¡Así deben ser los arzobispos!".