miércoles, octubre 14, 2015

Zekos Cubanos en el Mundo . Juan Martín Lorenzo sobre los cubanos que pese a vivir fuera de Cuba son prisioneros de las órdenes, directivas o lineamientos de la tiranía Castrista de Cuba

 Nota del Bloguista de Baracutey Cubano

(*) ZEKOS: así le llamaban – y se llamaban a sí mismos – a los presos encerrados en los campos de concentración soviéticos porque las autoridades le agregaban una «z/k» en los registros policiacos.

  A esos campos de concentración se les llamaba GULAG por las iniciales  de las palabras que componían  su nombre: en ruso Главное управление исправительно-трудовых лагерей и колоний, ГУЛАГ; Glávnoie upravlenie ispravítelno-trudovyj lagueréi i koloni. Eran una subrama de la NKVD, antecesor de la KGB  que era la policía política soviética.

Esa actitud de los ZEKOS cubanos  se manifiesta mediante la estrecha vinculación de sus acciones con los requerimientos  a ellos de los consulados o embajadas Castristas, ya sea persiguiendo el permiso para visitar Cuba, su país de nacimiento, la concesión de  negocios  con la tiranía Castrista o los permisos para establecerlos en la isla o entre la isla y el país donde residen (agencias de viajes, etc.)  y cualquier otra actividad que de alguna manera tenga que ver con Cuba. Los menos son los que mantienen  esos estrechos vínculos por afinidad ideológica con el Castrismo; los consulados y las embajadas Castristas lo saben y por eso lusan a los ZEKOS aunque, en el fondo, los desprecian
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Tomado de http://opencuba.blogspot.com

Zekos Cubanos en el Mundo

Por Juan Martín Lorenzo
Canadá
Octubre  12, 2015

Se realizó recientemente en Estocolmo, pero esta foto es de aquí, en Canadá. Son ZEKOS, pero cubanos. Miembros de ese otro «Archipiélago GULAG» al que reparten por el mundo para, como dice su muy sonoro comunicado, «el mantenimiento y la defensa del socialismo, que es la garantía de la independencia y la soberanía de la nación cubana».

No sé de dónde han sacado que el «Socialismo» es garantía de soberanía alguna. Por más de 40 años la política castrista fue un apéndice del mas puro estalinismo ortodoxo, al punto que hasta «el jefe» tuvo sus contradicciones con Jruschov para llegar a la luna de miel con Brezhnev. Luego comenzó a buscar un ancla en algún lugar y la encontró en Venezuela, donde precisamente les llevó la catástrofe rusa.

Y entonces comenzó la histeria contra el embargo y la súplica de relaciones y negocios con el «odiado imperialismo». Si alguna cosa nos ha enseñado estos últimos 25 años es que, a pesar de que nuestra bandera fue diseñada por un anexionista venezolano – sí, no han oído mal, Narciso López era venezolano de nacimiento –, y que aquel patriota se unió a los mambises para luchar contra España, aunque quería a Cuba como una estrella más de la bandera americana, los jefazos de estos ZEKOS, tanto en Canadá como en Estocolmo, han berreado mas por acercarse a los Estados Unidos que el mismo López. No en balde su juventud, y muchos de sus padres, suspiran con vivir en ese país, recibir su tarjeta verde o, al menos, que los visitantes de ese país desborden sus calles y penínsulas de ocio.

Era muy extraño en la Cuba de la «seudo república» – término muy apropiado para olvidar lo que es republica y hacer cualquier otra cosa – ver a un joven vestido de bandera americana, con un sombrero o una gorra con estrellas y barras, hablar de «la yuma» y levantar una estatua de elogio a cuanto engañifa procediera de allí, aun cuando en esa etiqueta colgante, perdida en algún rincón del artefacto, dijera «Made in China»… pero había sido traída del «imperio».

(ZEKOS cubanos en Canadá)

Una de las principales imposiciones de aquella republica, que tanto desprecian, a los productos,  ¿cómo le dicen?, «yanquis» era un impuesto sobre sus precios para favorecer al local. ¿Cómo se entiende esas estrategias economicas tan independientes en una colonia? Y eso era una práctica de los gobiernos «no-independentistas» de entonces. ¿Cómo entender los arreglos de alcahuete para acudir en tropel, a todo precio, a los concilios rusos del CAME?

Pero, además, ¿para dónde corren a refugiarse y vivir los cubanos en cuanto tienen una oportunidad?
Para «el monstruo», para Miami. Casi dos millones de cubanos caminan por la Florida, y agréguese complacientes visitantes. Europa es una península pobre de residentes y Canadá aun gorjea de algunos pocos. Por eso esta foto de los ZEKOS cubanos en Canadá exhibe tan poquitas marionetas y Europa solo un grupito más que ellos. Me imagino se les olvidó agregar un «combosito salsero», entonces a lo mejor hubieran capturado un grupo mas destacado de ZEKOS, menos selecto también.

Muchos de los líderes procomunistas y comunistas de Cuba de la «no-independiente» sociedad de entonces ya exhibían su anclaje soviético, estalinista. Independientes de los Estados Unidos para caer en la mas borrega dependencia de quien fue, sin lugar a dudas, tan criminal o peor que Hitler, y quien persiguió también a algunos de la troika comunista cubana por tierras de México, precisamente porque no se enganchaba al estalinismo, pero no se equivoquen, también seguía los cauces trotskistas. ¿No es así, Julio Antonio Mella?

Esta cerrilidad de pensamiento de mucha de esta izquierda procomunista recibió no pocos bajas, represiones, cárceles y persecuciones en tierras de Cataluña, cuando la guerra civil, y lo pueden leer muy bien en ese pequeño escrito de George Orwell donde describe cómo pudo escapar de las uñas de los estalinistas de «la pasionaria», casi de milagro.

En Cuba, la década del 70 fue del mas profundo espíritu servil a la Rusia Soviética. Los organismos económicos, las recetas para la organización empresarial, el alineamiento a las políticas exteriores de la URSS, libros, música, discos, educación universitaria, manuales, filosofía marxista, institutos tecnológicos al mejor estilo ortodoxo estalinista, koljoses con denominación criolla, pero fieles al estilo de la Ucrania hambrienta, cultura de importación de un país que fue víctima del mas profundo fascismo comunista. Ni aun la década «liberal» de Jruschov desconoció de los crímenes de estado, solo tuvimos que esperar, por lecturas prohibidas, acceder a Solzhenitsin para poder conocer el «Sábado Sangriento» de Novocherkassk, suerte de «Maleconazo» del 1 de Junio de 1962, cuando aun el sonido de los fusiles podían ser recordados por los gruesos muros de «La Cabaña» en La Habana, batiendo opositores sin juicios y cortes.

La izquierda ha sido siempre ciega, sorda y muda ante las atrocidades de sus caudillos ideológicos en sus icónicos altares socialistas. Bernard Shaw se burlaba del hambre Ucraniana cuando aun millones de inocentes víctimas morían en las «islas del archipiélago». Del otro lado, Cortázar se burlaba de la «histeria» Padilla en una isla del Caribe, otro santuario sagrado de esa izquierda.

Hoy, cuarenta, cincuenta años de aquellas atrocidades intelectuales seguimos teniendo obtusos personajillos que aplauden la aldea socialista vistiendo lujosos trajes, visitando colmadas mesas, exhibiendo perfumes franceses en España, Estados Unidos y Europa.

(ZEKOS cubanos en Estocolmo, Suecia)

Son los mismos de siempre.

Mientras tanto, un grupo de ZEKOS sigue bailando la misma música periódica en las democracias occidentales. Y así estos, en Estocolmo, Canadá y Austria.

¿Cómo pueden seguir sobreviviendo a la época?

Pues sobreviven, como los mismos ZEKOS que describía Solzhenitsin, enchufados en estos países, la muy utilitaria política de la zanahoria castrista los ha llevado a vivir entre nosotros, con la boca cerrada, guardándose los dólares en el bolsillo y sirviendo de claque. Reciniendo la paga, abofeteando la verdad, con la sonrisa plástica y el cogote doblado sobre el papel, escribiendo las directivas del órgano de visita, desde las embajadas cubanas.

Son despreciables, pero sobreviven de esa forma.

Adquieren el «enchufe» en una institución académica de Canadá, una universidad europea, un instituto tecnológico en Europa o cualquier sitio de desarrollo de México y Brasil, se ganan su salario, un buen salario para los estándares de Cuba y tienen las puertas aun abiertas.

Una condición es imperioso acatar, como todo ZEKO, el silencio. Acudir en tropel cuando las orientaciones «bajan»… de las embajadas cubanas, y firmar estos documentos para el mantenimiento de la independencia, ¡por Dios!, de ningún socialismo, sino de los santos demonios de la burocracia castrista.

Bien lo llamaba Solzhenitsin, Campos de Exterminio… de la vergüenza.

Nota: Fíjense en la foto de Estocolmo, la misma actitud de escribidor de directivas castristas: